En los microrrelatos suelen ser de rigor la ironía, la irreverencia, la transgresión. Estamos haciendo piruetas, a no olvidarlo, sobre la célebre barra cara a los estructuralistas, la que separa al significante del significado. El significado se desliza por debajo de la barra y no otros con él, patinamos, nos dejamos llevar, percibimos la emoción del riesgo pero como eximios equilibristas nos cuidamos bien de no caer, no, de no caer en el sinsentido, en la arbitrariedad, en lo incomprensible. Se trata siempre de abrirse al entendimiento, de generar comprensión. Separadito: de generar, no degenerar, la posible comprensión de algo que, como el significado, se desliza siempre un poco pero nunca tanto como para perderse de vista