Lady Chatwick, Daisy Bristol, se había quedado viuda, y el testamento de su difunto esposo la obligaba a casarse otra vez, so pena de perder la herencia de su hijo, Ellis. Tras recibir una carta de Robert, su primer amor, Daisy decidió marcharse de Londres. Si se quedaba allí, corría el riesgo de que el obispo Craig la comprometiera con alguien antes de que Robert tuviera ocasión de volver a Inglaterra. Necesitaba ganar tiempo, así que se fue a las Tierras Altas en compañía de su pequeño.
Durante el viaje a Escocia, se topó con el poderoso Cailean Mackenzie, señor de Arrandale y famoso contrabandista, de quien se quedó prendada. Cailean no quería saber nada de las inglesas, pero la sensual belleza y el carácter coqueto y descarado de Daisy despertaron su interés.
Cuando Robert Spivey se presentó en su propiedad, Cailean supo que una mujer tan apasionada como lady Chatwick no se podía casar con un hombre como aquel. Pero, si quería impedir su matrimonio y conquistar el corazón de Daisy, tendría que jugarse la vida.