La dama del perrito

Cuando empezaban a hablar de ellas en su presencia, siempre las llamaba “la raza inferior

Sólo ahora, cuando tenía la cabeza cana, amaba como se debía por primera vez en la vida.

había pasado de todo, menos amor.

¿Por qué ella lo amaba tanto? Él siempre le parecía a las mujeres alguien que no era y ellas no lo amaban a él, sino al hombre que habían creado en su imaginación y que deseaban fuertemente tener en sus vidas, y luego, cuando se daban cuenta del error, de todas formas lo seguían queriendo

Le pareció tan raro que en los últimos años hubiera envejecido tanto y tan tontamente.

Cada existencia personal se sostiene en un misterio, tal vez por eso cada persona civilizada se preocupa por guardar su privacidad.

creía en lo que veía y siempre suponía que cada uno tenía una vida interesante y real al amparo del secreto y de la noche

por alguna rara coincidencia de circunstancias todo lo que le importaba, lo que necesitaba, todo lo sincero y verdadero, su centro vital, estaba oculto a los ojos de los demás.

Tenía dos vidas: una evidente que todos conocían, la vida llena de verdades y mentiras convencionales, la vida que era igual a las vidas de sus conocidos y sus amigos. La otra vida transcurría en secreto.

Ella lo miraba con susto, con súplica, con amor, lo miraba fijamente para grabar todos sus rasgos en la memoria.