El rojo de las camelias es tan vivo como el verde de las hojas. Las flores caen al final de la estación, una por una, sin perder su forma: corola, estambres y pistilo permanecen siempre juntos. Mi madre recogía las flores del suelo, todavía frescas, y las arrojaba al estanque. Las flores rojas de corazón amarillo flotaban en el agua unos días.
Una mañana le dijo a mi hijo: «Me gustaría morir como una tsubaki. Tsubaki es el nombre japonés de la camelia».