Las refinerías de cobalto, los fabricantes de baterías y las empresas tecnológicas y de vehículos eléctricos argumentarían que la responsabilidad debería recaer en los sectores más bajos de la cadena, a pesar de que la lucha por el cobalto solo existe debido a que ellos lo demandan. Ahí radica la gran tragedia de las provincias mineras del Congo: nadie en la cadena se considera responsable de los mineros artesanales, aunque todos se beneficien de ellos