Historia de la filosofía III

Pero a nadie inquieta el acuciante problema de la pasividad política. Es más, el tema está desapareciendo de la conciencia pública. Las revoluciones apenas han logrado ampliar el espacio de libertad de los individuos particulares.

En nuestro mundo actual es desterrada la sabiduría política y triunfa la autoorganización del mercado laboral y de la economía.

las llamadas revoluciones, lejos de realizar la constitutio libertatis, no han sido ni siquiera capaces de crear garantías constitucionales para los derechos y las libertades civiles.

el árbol de la libertad debe ser regado de vez en cuando con la sangre de los patriotas y de los tiranos. Es el abono que le conviene».

Los redactores de la Constitución prestaban oídos a la exhortación ciceroniana: «Una ciudad debe estar constituida de forma que sea eterna».[

En el senado había de producirse una purificación del interés y de la opinión; el senado tenía que proteger contra la confusión propia de la multitud.

Los padres de la Constitución aspiraron a establecer una fundación duradera. Para ellos el senado había de estar al servicio de la estabilidad. Corresponde a él la protección contra los peligros procedentes de la inestabilidad de la democracia y de la opinión pública.

El iniciador «dicta la ley que regirá los actos de todos aquellos que se le unen para participar en la empresa y llevarla a término».

Los americanos transforman el verso en Novus ab integro saeculorum nascitur ordo («nace un orden de los tiempos enteramente nuevo»).

¿Por qué el hecho de dar origen es capaz de fundamentar? El origen lleva en sí una dosis de arbitrariedad, reconoce Hannah Arendt: