«Imagina que nace un «niño especial», lo que en el Sur viene a ser algo entre síndrome de Down y dislexia». El padre, violento e impredecible, no está, aunque tampoco es que importe mucho porque cuando está es como si no estuviera, se pasa el día bebiendo, lamentando la rendición del general Lee y el desmoronamiento del viejo Sur. Su hijo, Mark, ha nacido con una deformidad en las caderas y va a pasarse la infancia postrado en la cama, entrando y saliendo de quirófanos y hospitales para niños lisiados. El médico ha dicho que, a partir de los treinta, vivirá condenado a una silla de ruedas. Así que el tiempo apremia. A los trece, pese a su discapacidad, Mark ya es el locutor de radio más joven del país. Lee mucho, se mete en problemas, duda de su fe, abandona los estudios y se dedica a faenar durante tres años en barcos pesqueros. Trabaja de fotógrafo aéreo, pintor de brocha gorda, camarero e investigador privado. Y el día que vence el plazo establecido por el médico agorero, se muda a Nueva York, gana un prestigioso premio literario y emprende una exitosa carrera de escritor.
Una crónica, mitad confesión, mitad cuaderno de viajes, del largo periplo que llevó a Mark Richard de vuelta al lugar donde comenzó su viaje espiritual.
Un apasionante y descarnado relato de superación y lucha.