En estos libros, separados entre sí por años pero no por actitud, Mario Arteca escribe a partir de cuadros y de textos sobre cuadros. Un artista que habla de otro que habla de otro. Como un catálogo que impusiera su estilo referencial, como un recuento de catálogo o un homenaje, pero solo para permitir la apertura hacia otro lado, hacia la reflexión que apenas toca su objeto se despliega como poesía. La escritura poética de Arteca, sabia ahora, como desde hace muchos años, opera desde una distancia que le permite ser autónoma sin olvidar el origen de su discurso.