En palabras de Claudio Rolle, la travesía va dejando vestigios de vida restituida por medio de los objetos, los apuntes, las huellas que, de manera más o menos involuntaria, dejaron esos hombres y mujeres cuya cadena vital se interrumpió al desaparecer sus etnias. Ante tamaña tragedia el silencio parece ser una primera respuesta, un silencio de conmoción y sobrecogimiento, de respeto y de solidaridad con las víctimas de un exterminio. Pero luego emerge con fuerza el imperativo que la historia en cuanto disciplina de conocimiento de la aventura humana en el tiempo y en sociedad nos demanda en la lucha contra el olvido, que es la verdadera muerte