Ummm. No sé si me acostumbraría —confesé—. Siempre he vivido como me ves, a la intemperie. Yo soy mi propia casa. Me gusta andar por mi cuenta, ligero, ir y volver a mi ritmo, correr con el aire zumbando en mis orejas, echarme de panza en un charco si quiero, lanzarme sobre la hojarasca, y disfrutar del sol, la lluvia, la luna, la nieve, el frío, las estrellas…