Esta autobiografía de Charles Darwin se publicó en su primera edición censurada por la familia (especialmente por sus opiniones sobre la religión), y sólo en la década de 1950 se recuperó la versión íntegra, sin recortes, que publicamos aquí. Los pasajes censurados aparecen en negrita.
«Un editor alemán me escribió pidiéndome un informe sobre la evolución de mi mente y mi carácter —escribe Darwin—, junto con un esbozo autobiográfico, y pensé que el intento podría entretenerme y resultar, quizá, interesante para mis hijos o para mis nietos. […] He intentado escribir el siguiente relato sobre mi propia persona como si yo fuera un difunto que, situado en otro mundo, contempla su existencia retrospectivamente, lo cual tampoco me ha resultado difícil, pues mi vida ha llegado casi a su final».
Este libro es “uno de mis dos textos preferidos de Darwin” (José Manuel Sánchez Ron, El País, Babelia).
«Un libro muy hermoso, una obra breve, concisa, esencial, pacífica, emotiva, pero en la que Darwin no hizo dejación de sostener aquello en lo que creía y en lo que no» (Miguel Sánchez-Ostiz, Diario de Noticias).
“Un librito amable y modesto […], un texto encantador” (Rosa Montero, El País, Babelia).