Una mujer policía es alejada de su cargo cuando está a punto de apresar a un asesino serial que destruyó un banco de embriones. No obstante, alentada por el director del centro de investigación genética, decide continuar la persecución hasta que, luego de una noche de sexo con el asesino, regada en alcohol y con una derivación inesperada, descubre su identidad: nada es lo que parece, la actividad científica contiene fines perversos y la persecución se convierte, para los dos, en un asunto de vida o muerte que deciden compartir. Contada desde el futuro por un narrador que es toda una sorpresa, como también lo es su final, la novela avanza hasta el límite de una violencia exacerbada, un humor a ratos desopilante y una incursión a los relatos del génesis que explican, de manera oblicua, la obsesión de los protagonistas por el contenido ético que debe tener la ciencia.