La confusión de las fronteras entre lo que es natural y artificial es también característica del medio biotecnológico. Lo artificial se define como aquello que está realizado por el hombre, a diferencia de lo que se produce naturalmente. Se trata, en el fondo, de la distinción aristotélica entre el ámbito de la physis (asimilable a la naturaleza) y el de la tekhné (asimilable a la artificialidad). Sin embargo, tal como apunta Massimo Negrotti, el término «artificial» también designa aquellos intentos del ser humano por reproducir la naturaleza, de tal modo que, mientras no es necesario tildar a un teléfono de artificial (porque se asume que lo es), sin embargo, la expresión «flor artificial» sí es significativa, en la medida en que asumimos que una flor pertenece al ámbito de lo natural[34]. La artificialidad remite, en tal medida, a la naturaleza (imitándola, reproduciéndola, modificándola), que le otorga su razón de ser, por lo que se trata de un concepto dependiente de ella.
El medio biotecnológico podría ser considerado como una entidad tanto artificial como natural: artificial, en la medida en que los procesos naturales son utilizados de un modo instrumental, transformados en tecnología biológica; natural, en la medida en que son los propios procesos naturales los que actúan en la intervención biotecnológica. De este modo puede afirmarse que la relación mimética con la realidad, característica de la tradición del arte occidental, ha mantenido claramente la distinción entre lo natural (referente) y lo artificial (copia)