Es una cosa maravillosa, de color rojo, blanco, verde, azul, celeste y algún que otro.
Esto no es una reseña, es una admiración. Me encantan el humor, la profundidad, la superficialidad, el desparpajo con que cuenta.
Ahí dice que es novela. Yo más lo veo como un ensayo, pero ¿qué importa?
Dejo por acá un pedacito de los tantos que marqué:
"Si el alemán es el idioma de la filosofía, el italiano es el idioma del café. Parece fácil –todos tenemos ganas de que lo sea– pero hay que poder distinguir entre un ristretto, un macchiato o un corretto, lungo, al vetro y no sé qué más. El cappuccino es el más fácil de distinguir porque ya es universal. Yo no sé si puedo con los demás, creo que si voy a Italia me voy a convertir en una tomadora de té aunque me encante el café"