Adriana Buenos Aires, como "última novela mala", fue concebida por Macedonio Fernández en relación con Museo de la novela de la Eterna. En verdad, su autor alguna vez se propuso editarlas juntas o una después de la otra. A pesar del carácter folletinesco -el triángulo amoroso a través de una singular concepción-, prefigura las innovaciones y propuestas novedosas de Museo de la novela de la Eterna, la “primera novela buena”, al poner en evidencia los procedimientos caducos del realismo dominante en la narrativa argentina del siglo XIX. Al parecer, y aún más si consideramos que fueron escritas simultáneamente, una sirvió como soporte de la otra, en esa búsqueda estética de la “novela futura”.