«Gótico sureño con esteroides.»
Marvin Molar nació con piernas diminutas de renacuajo (no miden más de ocho centímetros). Sus brazos de elefante lo compensan. Cincuenta y seis centímetros de diámetro y tan fuertes que es capaz de mantenerse en equilibrio sobre la punta de un solo dedo. De hecho, se gana la vida con ello. También es sordo; y mudo. Pero lo peor de todo es que sobre él pesa la maldición gitana: «¡Que encuentres un coño a tu medida!». Y el coño que encuentra es el coño de Hester, que en principio es una chica normal. Hester insiste en mudarse al Fireman's Gym de Al Molarski donde Marvin lleva viviendo desde que le abandonaron siendo un bebé. Marvin se resiste. Al Molarski también. Los dos boxeadores sonados que viven y entrenan en el gimnasio se quedan estupefactos y excitados ante la idea de una nueva inquilina. Pero lo que Hester desea, Hester lo consigue, y así queda listo el escenario para la catástrofe.
Las novelas de Harry Crews siempre han sido elogiadas por su misteriosa y convincente comprensión de los sentimientos humanos que residen en medio de lo demoníaco y lo extraño, en lo que The New York Times Book Review ha llamado «un paisaje digno de El Bosco». Aquí, su extraordinario talento nos introduce aún más en un terreno de inesperadas posibilidades emocionales, dejándonos finalmente conmovidos, más cautivados que horrorizados, por el cumplimiento atroz e implacable de La maldición gitana.