Este libro analiza distintos aspectos de la realidad del secuesto como uno de los rostros de la crueldad de la guerra en Colombia. Los grupos insurgentes y, tiempo después, los paramilitares, lo conviritieron en un medio para alcanzar propósitos económicos, militares y políticos; y causaron graves daños a las personas secuestradas, las familias, la vida en comunidad, la cultura, la política y la economía. Los testimonios de las víctimas constituyen el núcleo de esta obra. La experiencia de la inhumandad y de la resistencia frente a la violencia se muestra así en su singularidad y se manifiesta en el relato para ser comunicada con su realidad tangible. El lector recibe las historias narradas, detiene la mirada, la atención y el corazón para imaginar las vidas estremecidas por la sustracción despótica de la libertad, la ignominia y el sufrimiento; pero también, la voluntad de sobrevivir y de defender la dignidad frente al desamparo, las amenazas, los engaños y vejámenes de los perpetradores. Esta memoria es elemento fundamental de una ética cívica que reclama el reconocimiento y reparación de las víctimas, la no repetición de delitos semejantes y la construcción de una paz integral y duradera.