Hace unos años mi mamá consideró que yo veía mucha tele. Me enojé y le grité porque en la casa de Juanita pueden ver tele a cualquier hora, todos los días y cada miembro de la familia tiene una en su pieza. Acá en cambio, hay una sola, así que vemos lo que ella quiere, un programa del canal de la televisión española al que van mujeres y hablan de la menopausia, la infidelidad y las vidas que están recuperando a los cincuenta luego de haber criado a sus hijos. Por programas como ese yo no pude ver Sailor Moon, ni Los Caballeros del Zodiaco, ni Dragon Ball. En los recreos, cuando mis amigas contaban las últimas aventuras de Sailor Jupiter, yo les decía que mejor no tuviéramos hijos porque no podríamos realizarnos como profesionales, o que las terapias hormonales para enfrentar el climaterio estaban siendo cuestionadas por estudios científicos europeos. La única hora en que podía ver tele, disminuyó a treinta minutos y en el tiempo restante me obligaron a leer.