Pero bajo al jardín, me siento sobre el pasto fresco, y puedo estar en todas las ciudades, ser todas las personas que aún contengo. Y puedo hablar sin rencor con Paco Stein, puedo abrazar cándidamente a Victoria, bromear con el chico de la playa de estacionamiento, aceptar las propuestas de Juan Pablo Miller, besar las lágrimas de la mujer de Nikolai, ayudar a mi padre en la carpintería, asistir, vestido de etiqueta, a una fiesta en algún congreso.