Este libro es un buen ejemplo de que, en cuanto a contenidos de una nueva Constitución, se partirá de una hoja en blanco, pero no por ello se hará de cero. Chile tiene una historia constitucional y una doctrina del mismo tipo enriquecida hasta hoy por el estudio, la reflexión y la pluma de sus constitucionalistas, muchos de ellos jóvenes con un alto grado de preparación. Esa historia y esa doctrina, por distintas que sean las interpretaciones de la primera, y por muchos que sean los desacuerdos en la segunda, son una base sólida, como este mismo libro lo acredita, para celebrar y no para temer el proceso constituyente que se abrió en noviembre de 2019.