Con Immanuel Kant (1724–1804) la filosofía alcanza su mayoría de edad, inaugurando la etapa contemporánea. Se libera de los últimos restos de medievalismo que aún se arrastraban en el siglo XVIII, y sitúa en el centro de la reflexión al hombre histórico, empeñado en incidir en el signo de su destino mediante la razón. Kant representa la culminación del ideal ilustrado y abre el camino a todo el pensamiento humanístico posterior, que, incluso cuando no acepta las ideas kantianas, se mueve en el espacio delimitado por aquel. El presente libro se centra en los dos aspectos más duraderos e influyentes de la obra kantiana: la teoría del conocimiento, con el célebre «giro copernicano», y la ética, cuyo nervio viene constituido por una contundente afirmación de lo que el hombre debe hacer en tanto que ser racional y libre.