–¿Puede explicar al tribunal lo que entiende por «postizo»?
Mary sintió los ojos del jurado en ella. Se puso de pie, temblando, de pronto consciente de lo fuerte que le latía el corazón.
–Un duende.
Hubo risas entre el público y la vergüenza dejó a Mary sin respiración. Supo que se había puesto encarnada, sintió el escozor del sudor en las axilas. Así es como la veían, una muchacha estúpida asustada de su propia sombra, trastornada por el miedo. Recordó su humillación cuando el agente de policía le había pedido que firmara la declaración jurada y ella había dibujado una cruz en el papel, incapaz casi de sujetar la pluma