Cuando le habla a un interlocutor desconocido, Andrew está pensando, hablando, contándonos la historia de su vida, sus amores y las tragedias que lo han llevado a este momento y lugar concretos. A medida que va confesando y que va quitando capas a su extraña historia, nos vemos forzados a cuestionarnos lo que sabemos de la verdad y la memoria, del cerebro y la mente, la personalidad y el destino, sobre el otro y nosotros mismos. Escrito con profundidad y precisión lírica, esta novela que juega con el suspense y experimentación formal resulta perfecta para nuestros tiempos: divertida, incisiva, escéptica, traviesa y profunda. El cerebro de Andrew es un giro de tuerca y un logro singular en la obra de un autor cuya prosa tiene el poder de crear su propio paisaje y cuyo gran tema, en palabras de Don DeLillo es “el alcance del concepto de lo posible en Estados Unidos, en que cabe que vidas ordinarias adopten la cadencia que marca historia”.