Pero no se trata sólo de razones de conveniencia, hay algo más, la sensación de que los alemanes hemos encontrado nuestro destino y de que el futuro se nos viene encima como una ola imparable. Y tenemos que tomarle la delantera. Tenemos que remontarla. Incluso ahora, que se cometen atrocidades. Las tropas de asalto están viviendo su momento de gloria. Las cabezas ensangrentadas y los corazones atribulados lo demuestran. Pero esas cosas pasan. Si el fin perseguido es justo, esas cosas pasan y se olvidan. La Historia escribe una página en blanco.
Lo único que me pregunto, te lo digo a ti y a nadie más: ¿es justo el fin? ¿Estamos intentando crear una sociedad mejor? Porque ¿sabes, Max?, he visto a estas gentes de mi raza desde que llegué, he visto las agonías que han sufrido, los años pasados cada vez con menos pan para llevarse a la boca, los cuerpos cada vez más escuálidos, el fin de la esperanza. Estaban atrapadas en arenas movedizas, les llegaban al cuello. Y justo antes de morir apareció un hombre que las sacó de ellas. Lo único que ahora saben es que no van a morir. Están viviendo la histeria de la liberación, casi lo veneran. Cualquiera hubiera sido el salvador habrían hecho lo mismo