La característica más específica de nuestra especie, la que nos diferencia del resto de los animales, es la capacidad de aprender y usar lenguas, y para ello es necesario que cuente con un cerebro lleno de palabras. Desde que nos despertamos hasta que nos acostamos vivimos, convivimos y nos comunicamos a través de las palabras. Mamen Horno, psicolingüista, experta en la materia y dueña de una prosa sencilla y clara no exenta de ironía, nos invita, en este ensayo ameno, interesante (y, sí, también emotivo), a reflexionar sobre su poder con el convencimiento de que hacerlo es un modo extraordinario de reflexionar sobre nuestra propia naturaleza.