Un coche a toda velocidad, un brazo con un extraño tatuaje azul y el profundo dolor por el rapto de su hijo. Eso es todo lo que recuerda Sibylle cuando despierta en una fría y amenazadora habitación de hospital. Es entonces cuando descubre que lleva dos meses en coma, pero lo más sobrecogedor es que el personal del hospital le indica que, en realidad, ella nunca ha tenido hijo alguno. Sabiéndose de algún modo en peligro, Sibylle consigue escapar y dirigirse a su casa, donde la pesadilla, lejos de desaparecer, se agudiza cuando su marido dice no conocerla. A partir de ese momento, se irá introduciendo en una espiral cada vez más enloquecida, dónde nada es lo que parece, ni siquiera ella misma: policías corruptos, empresas sin escrúpulos y un increíble hallazgo que amenaza la paz mental de Sibylle, quien sólo podrá contar para aclarar lo ocurrido con su maltrecha memoria y un par de desconocidos. Una novela impactante, que se introduce en uno de los peores temores del ser humano: ¿Qué ocurriría si el mundo que conocemos hubiera dejado de existir?