Por una parte, el calentamiento global provoca la desaparición de los glaciares, que constituyen la principal reserva de agua dulce. Su derretimiento es causante de la elevación del nivel del mar, que ocasiona la salinización de los acuíferos. Por otra parte, la mayor temperatura produce una mayor evotranspiración, lo que reduce la escorrentía, es decir, la corriente de agua que alcanza la red fluvial, y, por tanto, reduce la cantidad de agua disponible en los caudales.