Durante una acalorada reunión del Consejo de la Corona, cuando los ministros intentaron en vano disuadir al rey de que se casara con Mašin, el ministro del Interior Djordje Genčić ofreció un argumento poderoso: «Señor, no puede usted casarse con ella. Ha sido amante de todo el mundo, yo incluido». La recompensa del ministro por su franqueza fue un bofetón en toda la cara.