Tercera y última entrega de las antimemorias de Bryce Echenique, y el libro con el que ha decidido cerrar su carrera literaria.
Después de pedir permiso para vivir y para sentir, ahora Alfredo Bryce Echenique pide permiso para retirarse. Esta es la tercera y última entrega de Antimemorias, un libro «hecho de retazos y momentos de una vida dedicada a la literatura, la amistad y el amor», que supone su despedida como escritor tras más de cinco décadas construyendo una obra literaria admirada e imperecedera.
Dividido en cinco partes, de sus páginas emergen las emotivas y tragicómicas evocaciones de sus andanzas: la infancia en Perú, el entorno escolar y familiar, el padre aventurero y la madre sensible y lectora; el traslado a París en la década de los sesenta con el propósito de ser escritor, el descubrimiento de la libertad y el paso por otras ciudades europeas como Barcelona; los grandes amigos, como Julio Ramón Ribeyro; los encuentros con figuras como García Márquez; los lances amorosos; las copas; los achaques y arrebatos melancólicos; las lecturas… Y Stendhal, siempre Stendhal como proa.
Con su habitual capacidad para contar historias, el autor repasa por última vez su pasado. Una coda imprescindible para quienes disfrutaron de las anteriores entregas de las Antimemorias, y para quienes gozaron igualmente con sus novelas y cuentos. Ya octogenario, Bryce sigue en plena forma, amando, bebiendo y escribiendo con el inimitable tono cercano, nostálgico y tremendamente irónico con el que nos ha ido hablando de las cosas de la vida.