Demostraba que, si la masa de una estrella está concentrada en una región esférica suficientemente pequeña, de tal modo que la masa de la estrella dividida por su radio supere un valor crítico determinado, el alabeo resultante en el espacio-tiempo es tan pronunciado que ningún objeto, incluida la luz, que se acerque demasiado a la estrella podrá escapar de su atracción gravitatoria. Dado que ni siquiera la luz puede escapar de unas estrellas tan «comprimidas», éstas se llamaron inicialmente estrellas oscuras o congeladas. Años más tarde, John Wheeler acuñó un nombre más sonoro y atractivo, llamándolas agujeros negros —la denominación «negros» se debe a que no pueden emitir luz y «agujeros» porque cualquier objeto que se acerque demasiado cae en su interior, para no salir de allí jamás—. El nombre prendió