En una sociedad sexista en la que se culpa a las madres por cualquier problema que surja en los hijos, es lógico que las madres negras sintieran que debían afirmar el control sobre sus hijos de manera opresora y dominante. De lo contrario, ¿cómo iban a poder «probarle» a los demás que eran buenas madres? Desean fundamentalmente ser intachables.