En 1949 John Forbes Nash era un joven estudiante de matemáticas en Princeton, y con su tesis doctoral, dedicada al desarrollo de la teoría de juegos, ya dio buena muestra de un talento que impresionó a hombres de la talla de Albert Einstein, Robert Oppenheimer y John von Neumann. Más tarde, cuando trabajaba como profesor en el MIT de Cambridge, Massachusetts, se dedicó a inestigar y resolver problemas matemáticos de gran envergadura, y en 1991 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía. Hoy es un venerable anciano, que comparte con su esposa, Alicia Larde, una vida sosegada… Este currículum, en apariencia impecable, solo nos habla de una parte de la vida de Nash, pero hay otros aspectos del genio que lo revelan como un hombre hundido en el desamor y perdido entre los fantasmas de la esquizofrenia, una enfermedad que lo mantuvo alejado del mundo durante treinta años y lo convirtió en una sombra patética que emborronaba las pizarras con mensajes numéricos imposibles de descifrar. Sylvia Nasar ha seguido paso a paso las peripecias de la turbulenta vida del gran genio y nos entrega una biografía que recoge lo mejor y lo peor de esta aventura apasionante por los caminos de la locura, tan compleja e intrigante como un teorema con rostro humano.