Para ella ese momento era más que insólito, era designo del más allá: Dios quiso, y quiso bien. Todo el panorama de una vida hecho para la espera... Espera tras un mostrador, recorriendo de reversa, con lerdo ocio cotidiano, lo que pudo haber sido y, asimismo, el crecimiento de lo que fue un irreparable error juvenil... Vida que punteaba hasta dar brillo a lo que sería talmente una hondura en una cima, mientras estuviesen abrazados