Le falta aterrizar mucho. Me parece curioso como este libro es puro diálogo expositorio de emociones de personajes y trama, trama, trama, mientras que el anterior que leí era pura sensorialidad, con los pies bien puestos en la tierra. Y las carencias de ambos si me hicieron reflexionar.
Es un YA estándar, pero ningún golpe emocional aterrizó para mí; cosa grave porque el luto y la pérdida permean la historia de Luna.
No hay frases icónicas, hábitos o momentos clave con su mamá y hermana, la Karen es amiga estándar quirky y bubbly y extrovertida.
Me gusta la fluidez y mexicanidad de los diálogos, el plano astral en el que se conocen Luna y Eric y el concepto de su relación.
Pero todo está muy ambiguo, lo sentí pasar muy rápido. Es soft magic y no se dicen reglas ni conjuros o se especifica el concepto de "brujería", todo se queda en el humo.
Los beats están ahí, sí me emocioné leyendo el final, pero el villano es Evil McEvil Face, hay varios clichés en la novela... y de nuevo, nunca me planté bien. Le faltó aterrizar.
¡Aunque quizá por eso es libro de brujas!