Durante los setenta, la idea de los sesenta sufrió una limpieza general. Todos llevábamos el pelo largo, todos habíamos estado contra la guerra, los hombres eran más sensibles, los negros eran la hostia, ser gay era estar en la onda y… «blablablablá» (como diría el propio Lenny). En los setenta todos querían estar en la onda. Y nadie quería madurar.