Ruido del mar
Del otro lado de las lomas
te llama el mar, brazos de fiesta,
empujón verde, pechada verde,
hoces verdes que no siegan,
llama que llama, grita y grita
hasta que sueltes mi mano
y sueltes casa de piedra
y que te vayas con él
y no vuelvas ni cuando vuelvas.
Desde antes que lo toques
él te ha echado su cadena
y lo amas como me amas
y echó sal en tu cabeza.
Él te mece desde lejos
como un árbol que cabecea
y antes que tengas juegos,
él con tu alma travesea.
Todavía no te toca
y con su látigo te lacea,
mar de los hombres, agua tuya,
agua fuerte, agua tremenda.
Desde lejos, noche y día
el costado te golpea:
para que tú no lo olvides,
para que tú no te duermas
y lo tengas mientras vives
y cuando te falte lo tengas
y lo veas en la costa
y en las sierras aun lo veas.