Rousseau elaboró su discurso a partir de un anuncio publicado por la Académie des sciences, arts et belles-lettres de Dijon, en el periódico Mercure de France, en el cual ofrecían un premio al mejor ensayo que respondiera a la cuestión de si contribuye el desarrollo de las ciencias y el arte a mejorar la moralidad humana. Muy crítico con las prácticas y costumbres de su tiempo, presentó una diatriba contra las ciencias y el arte en la que afirmaba que, lejos de depurar las costumbres humanas, entorpecen y alejan de la virtud.