Coronadas por dos actos de violencia extrema, el degüello de un niño y la violación anal de un joven, estas narraciones invitaron a los críticos de El matadero a considerar a Esteban Echeverría un precursor del naturalismo literario. Borges dijo que se trataba de un ""realismo alucinatorio"".
No obstante tal vez se trate de una práctica que rebase a toda teoría o, también, de la mirada de un sector social que, apoyado en una serie de hechos vistos o escuchados, relata la crueldad de otro sector social que le despierta simultáneamente fascinación y repulsión. O ambas cosas a la vez. El matadero es, parafraseando a Benjamin, un documento de la barbarie de la civilización.