Muchas culturas han encontrado maneras de fermentar y destilar diferentes materias primas para producir un líquido casi mágico que es capaz, no solo de alterar los sentidos, sino también de generar comercio, rituales, prohibiciones, imaginarios y mitos, así como de modificar los espacios sociales.
Las bebidas alcohólicas han estado presentes en la historia de Colombia, sin embargo, fue entre 1880 y 1930 cuando se experimentó el mayor cambio en la forma de consumirlas, especialmente en Bogotá. Durante estos años, la capital fue testigo del flujo de nuevas mercancías, imaginarios y saberes que el desarrollo de la economía global capitalista vertía sobre sus calles, tabernas y fábricas, lo cual transformó el lugar social del alcohol.
Este libro busca entender cuáles fueron las fuerzas que definieron esta transformación, proponiendo una explicación alternativa a la que plantea la tradición nacional, la cual señala que esto se dio por la influencia de la cervecería más grande del país. Cultura líquida da cuenta de una sociedad que redefinió muchas de sus prácticas y representaciones a partir de la forma en que sus ciudadanos consumieron cerveza, whisky, vino, aguardiente y chicha en Bogotá, entre 1880 y 1930.