Pasando a toda prisa por su lado, Porfirión se lanzó contra Hera, a la que trató de estrangular, pero herido en el hígado por una flecha oportuna disparada por el arco de Eros, cambió su ira por lujuria y rasgó la magnífica túnica de Hera. Zeus, al ver que su esposa iba a ser ultrajada, corrió a la lucha con una ira celosa y derribó a Porfirión con un rayo.