Esta obra constituye una herramienta necesaria para todo el que pretenda profundizar el nuevo sistema instaurado por la Convención sobre los Derechos del Niño. En particular, se ocupa de la figura del Abogado del niño teniendo en cuenta las formas de designación y la importancia de la defensa técnica como garantía del derecho procesal constitucional. Además, establece su distinción de la representación de los padres y del Ministerio Público de Menores, ya que es una figura que representa la esencia del régimen de derechos y garantías reconocido en el documento internacional. Es un aporte fundamental a la cuestión del acceso de las personas menores de edad a la justicia por derecho propio.