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Slavenka Drakulic

Mileva Einstein, teoría de la tristeza

  • mayoreventotelevisivohas quoted19 days ago
    donde sus conocimientos superaban a los de él.
  • Debora Salamancahas quoted20 days ago
    Mileva trabajaba en la demostración matemática de sus teorías, sin la cual no las hubiese podido publicar. En eso era mejor que Albert.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    el decreto vulgar de su marido en virtud del cual Mileva debe ocuparse de la ropa, la comida y la limpieza no aparecen por ningún lado sus derechos, sino sólo sus deberes. Con el tiempo se ha convertido en ama de casa y gobernanta al servicio de su esposo a cambio de que la mantenga. Este género de relación no es nada inusual; así vive la mayoría de gente de su entorno. Pero a Mileva ni siquiera se le había pasado por la cabeza que, al cabo de tantos años de estudios, terminaría convertida en ama de casa. Ahora, si acepta sus Condiciones, bajará un peldaño más y se transformará en sirvienta.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    Apoyada en la mesa, Mileva espera a que hierva el agua para el té. Mientras da vueltas a la situación con el deseo de que Albert no hubiese escrito jamás esas repugnantes Condiciones, dentro de sí conserva una esperanza ingenua –ahora sin sentido– de que todavía se pueda arreglar la relación. ¿Está intentando justificar a Albert? Sí. Porque, en caso contrario, ¿cómo se justificaría a sí misma por haber vivido tanto tiempo con él? Con un hombre que ahora se dirige a ella de forma tan denigrante. Al cabo de tantos años juntos, Mileva es consciente de que su relación se basaba en la afinidad de intereses, la confianza y el apoyo, pero también en la inseguridad e inexperiencia de Albert con las mujeres cuando era joven. Mileva necesitó tiempo para convencerse de que Albert se había convertido en un hombre cuyo apetito sexual crecía a la par que su éxito. Su apoyo cada vez le importaba menos. Recuerda cómo, en la carta que envió a un amigo, ella misma escribió: Espero y deseo que la fama no influya decisivamente en su humanidad.*
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    A Mileva sólo le faltaba medio examen para conseguir la licenciatura. Si aprobaba la parte oral, podía emprender su propio camino y dedicarse a la ciencia. Quizá no hubiese ganado el Nobel, pero se hubiese dedicado a lo que amaba y tanto había deseado. En los congresos o en sociedad, Albert no la hubiese presentado como su esposa, sino como su colega. Si no le hubiese conocido, si no se hubiese vuelto tan dependiente de él, si no hubiesen tenido enseguida a Lieserl... Ese medio examen era la diferencia entre su realidad actual y la posibilidad de una vida totalmente distinta.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    Marie tenía una carrera, un matrimonio, hijos y dos premios Nobel. Mileva recuerda bien que, al mirarla, pensaba que ella también lograría alcanzar esa seguridad, ese aplomo al desenvolverse en un entorno masculino.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    cuando Marie obtuvo, junto a su difunto marido Pierre, el primer premio Nobel en 1903, su carrera dio esperanzas a Mileva mientras trabajaba cada noche en los cálculos matemáticos de Albert.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    Mientras friega los platos y tazas, es consciente de que, en realidad, se aferra a ellos. Los objetos son lo único a lo que puede agarrarse en esta cocina de Berlín, como sucedía en las cocinas de Praga o Zúrich. Los objetos le dan la sensación de existir. Sin ellos estaría completamente perdida.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    Inquietud, tristeza, desesperación, indiferencia, apatía... Conoce bien esta sucesión de estados de ánimo porque se repiten.
  • Debora Salamancahas quoted22 days ago
    ¿Ni siquiera se le había ocurrido que ella podía tener melancolía o depresión, como se llamaba ahora a esa enfermedad?
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