Una mujer que no fue interrumpida: que no empezó a escribir tarde, que no paró por su matrimonio y sus hijos ni sucumbió a las drogas o al suicidio, una mujer que, como tantos escritores hombres, empezó en la adolescencia y perseveró hasta el final; una mujer que, en términos demográficos, era exactamente igual que la mayoría de sus lectoras.