aventura es una forma de oposición a lo común: todo aventurero es en buena medida disidente. Pues bien, Rider Haggard creó un estupendo prototipo aventurero, un héroe a la par modesto e intrépido, capaz del más sobrio sentido común y también de la embriaguez del arrojo, hábil con la palabra y fértil con los recursos –como Ulises–, pero también buen tirador, resistente andarín y duro como una agrieta