Tras descubrir que su madre había ocultado un cáncer que ya no se podía tratar, Sergio Galarza se prometió que si ganaba todos los partidos de la temporada, ella se iba a curar. Aferrarse a esta promesa atenuaba el dolor de estar lejos. Doris Inés Puente Ramírez fue abogada de los desprotegidos, regañó a sus clientes cuando hizo falta y nunca perdió un caso durante su carrera. Fue una madre que alentó a su hijo en la cancha de fútbol —¡Vamos, cholo!—, también cuando quiso ser escritor. Sergio evoca las veces que la atormentó de adolescente y sus últimos encuentros. Este es el retrato de una heroína cotidiana desde la voz agradecida y honesta del hijo que la extraña.
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