Cristo. Aquel que conoce todas sus debilidades, que está familiarizado con todas sus pruebas, está por encima de todos los poderes terrenales; y acudirán ángeles a sus celdas solitarias trayéndoles luz y paz del cielo. La prisión se volverá un palacio, pues allí moran los ricos en fe, y los lóbregos muros serán alumbrados con luz celestial como cuando Pablo y Silas oraban y alababan a Dios a medianoche en el calabozo de Filipos.
Los juicios de Dios caerán sobre quienes traten de oprimir y aniquilar a su pueblo. Su gran paciencia para con los impíos envalentona a los hombres en sus transgresiones, pero su castigo no será menos cierto ni terrible por mucho que se haya demorado. “Jehová se levantará como en el monte Perasim, y se indignará como en el valle de Gabaón; para hacer su obra, su obra extraña, y para ejecutar su acto, su acto extraño”.