4.8
Somos o no somos es un libro de cara y sello. Por un lado tenemos a Yury, el padre, que nos narra unos cuentos de su juventud y en los que está presente la muerte, las raíces pero que también se presentan unas historias maravillosas y según pude entender un poco de lo qué es y no es, en parte biográfico y en parte no. Los cuentos de Yury tienen una fuerza aplastante con la que el lector se sentirá fascinado y en los que cada palabra es tan precisa. Luego de varios días de haber terminado esta parte del libro, aún me vienen a la mente los cuentos y las sensaciones que me produjo. Yury me hizo rememorar algunos cuentos de Gabriel García Márquez.
Alejandro Ferrer, el hijo, tiene unos cuentos cortos pero lo que me gustan de sus historias, tan variadas y diferentes que de hecho me costó un poco más pero no por ello son menos hermosos, me hacen pensar en la cotidianidad en las historias de cada uno que parecen tener un final abrupto o en espera de que el lector haga su propio final. A veces me sentía leyendo poesía y en otros simplemente un ejercicio contemplativo como mirar al cielo o ver las ondas en el agua. Me queda en la memoria la historia del niño y el padre que van al mecánico.
La forma en que se enlazan estas dos partes y la diferencia en el tiempo en que fueron escritos los cuentos y según tengo entendido el tiempo que estos pasaron guardados hacen de este libro algo único.