el dios, muy triste porque nunca tiene ocasión de ver las caras de la gente de noche, momento en el que beben, bailan y se regocijan, intenta espiarlos una vez, pero, al aparecer su cara por el horizonte, la gente se sorprende y cree que ya es de día, por lo que dejan de festejar y vuelven al trabajo. El dios se desespera por no poder participar de esa sublime perspectiva, Vulcano le fabrica una máscara de plata, y esa tradición pasa al artesano más hábil de cada época. «“Los hombres nunca han sabido que Apolo se deja ver a menudo de noche; siempre piensan que es una pálida diosa”.