Armas para la rabia

Yo tenía derecho a la literatura, ella era la que iba a salvarme.

comprender que la escritura a veces emerge de un territorio devastado.

Controlar el relato de los traumas es una manera de hacer callar a les hijes

mujer y escribir Yo, en la cultura de la violación actual, es intención, símbolo de supervivencia, un acto deliberadamente transgresivo.

Una revuelta estética y política.

Un contraataque.

Las páginas de un libro son
el único espacio en el cual las mujeres pueden olvidar sin consecuencias.

Entonces, volvemos a sumirnos de lleno en la escena.

Cathy Caruth. Para que pueda hablarse de trauma, la destructividad ha de exceder el shock de los primeros instantes, sea esta diferida o inmediata. Lo que conforma el trauma es la imposibilidad de limitar su alcance. El desamparo se empecina con nuestro psiquismo. Al igual que la pulsión de muerte. El traumatismo se desata, pues, en el après-coup del episodio. Es su respuesta sintomática, una interpretación. El contragolpe. Nos transporta más allá del pavor inicial. Nos encierra en un pánico que nos asedia, es decir, en ese fuera del tiempo de la memoria traumática.

Las referencias entretejidas de nociones feministas o científicas iban a alzarse cual murallas alrededor de mí, iban a estructurar y contener mi desamparo.

El comportamiento permisivo de la sociedad y la familia difumina el espacio dicotómico comprendido entre los polos morales de les sobrevivientes.

escritura del trauma: lo estético y lo político son inextricables.