El invitado amargo empieza con el anuncio de la muerte del padre en una escena de cama de su hijo, y termina, al cabo de más de tres décadas, el mismo día del año y en la misma casa, donde la entrada de unos ladrones hace salir de una caja negra el pasado de dos amantes. En el transcurso, no siempre lineal, de ese tiempo iniciado por el encuentro de un escritor de treinta y cinco años y un joven estudiante que escribe versos, el libro se despliega como una novela de la memoria, un recuento verídico tratado con los dispositivos de la ficción. Pero también como un ensayo narrativo sobre las ilusiones y los resentimientos del amor, y como un doble autorretrato con paisaje –el de la España cambiante de los años 1980– y con figuras, una rica galería de personas reales, algunas sobradamente conocidas, tratadas como personajes o testigos de una tragicomedia de la felicidad, la infidelidad, las búsquedas personales y el anhelo de lo que pudo ser. Luis Cremades y Vicente Molina Foix han escrito de un modo singular pero separadamente este libro sin precedentes. En la libertad mutua de rememorar por separado, en la importancia dada a lo que pusieron por escrito mientras se amaban y se traicionaban, los autores reencuentran el territorio común de la palabra para mirarse desde el presente tratando de recuperar con desnuda autenticidad, sin nostalgia, lo que esos espejos contuvieron en su día y han dejado como poso. Y lo han hecho, como ellos mismos señalan irónicamente, siguiendo el patrón del «folletín» en el sentido original del término: cada capítulo, firmado en alternancia por ambos, se escribía sin previo acuerdo y le llegaba al otro manteniendo la intriga, como en las novelas del siglo XIX. Con la diferencia de que en ese feuilleton en 64 capítulos los dos protagonistas-lectores sabían el final, pero no las sorpresas y revelaciones que su propia historia les podía deparar. En este libro, que no dejará indiferente a ningún lector, asistimos a la demostración de la probada maestría de Molina Foix y a la revelación narrativa de un poeta, largo tiempo en silencio.